Es un sitio muy familiar y hogareño. Da la sensación de que estás en tu casa, además conviven con animales y las zonas comunes tienen un poco de cultura de todo el mundo, para que todos se sientan a gusto ahí dentro. La mujer que nos atendió era super maja y como fuimos con nuestro perrito, se preocupó de si tenía cuencos para ponerle agua y comida. Nosotros repetiríamos sin lugar a dudas. Como punto malo, y sin ser culpa del hostal, pondría lo poco respetuosos que eran los huéspedes de las habitaciones de al lado, con la televisión alta y discutiendo a voz de grito durante la noche. También, supongo que por falta de tiempo, teníamos camas individuales mi pareja y yo habiendo reservado cama para dos.
Pero en general todo muy bien y nos llevamos una sensación agradable del hostal.