La casa está muy bien equipada. Está totalmente reformada, cada habitación con su baño, un comedor enorme, la cocina con infinidad de platos, vasos, boles, etc. La piscina es del pueblo y está justo enfrente de la casa. Hay un frontón cubierto junto a la casa donde los niños (y los menos niños) estuvimos jugando todas las horas muertas. El ambiente en el pueblo muy cercano, todo el mundo muy amable y especialmente Nacho y la familia... Por poner un pero, la cobertura en el pueblo es casi inexistente y el WiFi es vía satélite, suficiente para el día a día, complicado para trabajar. Para esto último lo mejor es una escapada al campo de golf de Izki, con toda la cobertura posible y una buena conexión WiFi...