Hotel pequeño en el centro de Conil, cerca de la playa y los bares y restaurantes.
La habitación pequeña y sin amario, con vista al edificio del lado, pero la ducha fenomenal
El servicio adecuado
Ecologicamente mal, dejan las puertas de entrada abiertas, resultando que también la sala para desayunar esta fría, cambian las toallas aunque no los dejábamos en el suelo.
El desayuno, de 08.30 hasta las 11.30, una broma!
2 tipos de embutidos, 2 de queso, 2 de fruta - la kiwi dura, no se podía comer - el servicio lento, y se acaba el bacon a las 10.00!
No podemos recomendar este hotel, lo siento