Un grato descubrimiento! Pequeño hotel, sencillo pero perfecto. En plena playa de Panadeira, un sitio inmejorable, tranquilo familiar, céntrico y muy muy bonito. Las habitaciones tienen unas vistas increíbles, directamente al mar. Las de la parte de abajo no tienen terraza, la terraza es la de la cafetería. Pero las habitaciones de arriba sí tienen y es espectacular sentarse por las tardes en ella, con la tranquilidad del mar enfrente. El hotel tiene acceso directo a la playa, inmejorable. El hotel está reformado, correcto, sin grandes lujos pero no le falta d3 nada. El personal amabilísimo y muy simpáticos, con detalles hacia los clientes. Hay un office con frigorífico común y cosas para desayunar o merendar gratis para los clientes. Nos encantó todo. Lo único que mejoraria sería que no reponen los jabones del baño a diario aunque vean que se han gastado. Imagino que pidiéndolos en recepción te los facilitaran sin problema. Y las almohadas muy estrechas, pero eso para gustos los colores.
Recomendable al 100%. Volveremos