El hotel es muy tranquilo y muy bonito. Tiene diferentes habitaciones repartidas en esta casa y tiene detalles muy bonitos en la decoración. Esta a aproximadamente 15 minutos caminando del centro, pero hay que tomar en cuenta que es una pendiente bastante pronunciada para subir y llegar al centro. No lo aconsejo hacer por las noches, sólo de día.
No hay una recepción en el hotel, sino que te recibe un chico, Uriel, y es muy atento, pero se tiene que estar en contacto con él para que te reciba. Si tienes cualquier problema, le puedes llamar por teléfono o escribir a su Whats para que te atiendan y te solucionen.
El desayuno está bueno y lo hacen en un jardín super agradable.
Las cosas que no me gustaron es que no tiene estacionamiento. Se tiene uno que estacionar en la calle, y luego no hay lugar cerca del hotel. Me tocó que me agarrara la lluvia y tuviera que correr en el calle empedrada para no mojarme tanto.
Lo otro que no me gustó es que no me tendieran la cama. No sé si tengan servicio de limpieza diaria, pero por lo menos a mí habitación no entraron a limpiar y hacerme la cama.
Sin embargo, totalmente regresaría a este hotel, son más las ventajas que las desventajas y está muy orginal y bonito este hotel, además de que es muy tranquilo