Se trata de un hotel-boutique con mucho encanto. Está todo en una sola planta que gira alrededor de un agradable patio con mucha y muy cuidada vegetación. Y en un extremo del patio, la tranquila piscina.
Los desayunos son una delicia. Tipo buffete, con fruta, pan embutido y algunos dulces, en el propio patio. No es muy grande, pero está muy bien servido para todo lo que se pueda desear. También sirven zumo de naranja natural.
Las habitaciones no son extremadamente grandes. Sin embargo, la cama sí lo es. Y tienen un bonito y agradable patio privado.
Tiene parking privado, lo cuál se agradece. La única pega es que no es demasiado grande, y cuando el hotel está lleno no caben todos los coches. Pero el personal del hotel te da la opción de dejar el coche en doble fila dejando las llaves para que ellos lo puedan mover si es necesario.
Sin duda, una cosa muy buena que nos llevamos del hotel es el trato del personal. Cada cuál más simpático y servicial. Te informan de todo lo que hay por la zona, las opciones... y por las mañanas te esperan con una sonrisa para servirte el desayuno.
Un maravilla donde esperamos volver cuanto antes.
@gema.carr