Las Suites familiares son solo para dormir. Los colchones y la lencería de cama son buenas, pero la litera tiene el techo muy bajo, incluso personas de pequeña estatura no pueden sentarse en la cama cómodamente.
Siendo concebidas para 4 personas el espacio de sentarse es muy reducido y con solo 2 sillas.
El cuarto de baño está dentro de la misma habitación, sin puerta que le de privacidad.
La ducha abre en el estrecho pasillo de entrada de la habitación y que conecta con el dormitorio sin transición con amplia visibilidad.
Hay un solo colgador para una sola toalla y está en el pasillo tan alto que lo vimos el tercer día.
El único espejo es el del lavabo, pero insuficiente para compartir o para verse de cuerpo entero.
No hay vasos en las habitaciones
No hay teteras
No hay minibar
Hay poco control en la entrada, cualquiera puede entrar y las puertas de las habitaciones no tienen pestillo o ningún tipo de cerradura aparte del cierre electrónico.
El desayuno es el peor que yo haya experimentado en muchos años y destinos: calidad, cantidad, variedad. La sensación que tuve es que no hay esfuerzo ni voluntad en este aspecto del hostal para atender al huésped.
Es tipo bufet pero no reabastecen los ya pobres platos hasta que no se acabe la ultima miga que brinda.
Lo único que se salva es la chica que atiende el desayuno.
Siento que un hostal, que podría ser genial e incitador a repetir, nos ha dejado con un sentimiento contradictorio y sin deseos de recomendarlo.