Es un lugar fantástico, para relajarse, convivir en pareja, con amigos o para encontrarse uno mismo. Sus habitaciones con vista a jardín o vista parcial al mar, son espaciosas, cómodas y siempre huelen riquísimo, te brindan la privacidad e intimidad deseada. En tanto que las 2 habitaciones con vista al mar son mucho más grandes y te permiten disfrutar de un buen baño de sol, libro (que por cierto, la selección de títulos del hotel es un detalle excelente), durante tu estancia o alimento frente al mar. Sin embargo, un punto negativo es que el baño se encuentra afuera de la habitación, lo que en diversas situaciones no te permite tener al 100 privacidad, considero que esta parte debería de ser considerada por los dueños del Hotel, ahora que están remodelando y ampliando el mismo, a fin de conectar el baño a las habitaciones de manera interna, o crear remates visuales para los demás huéspedes o visitantes, a fin de no importunar la privacidad de los que rentaron estas habitaciones. El restaurante “Nido”, es delicioso, la carta es buenísima, aunque es temporal, pues se está en búsqueda de ampliar el menú y brindar una oferta culinaria mayor, lo que considero es una idea acertada pues en mi caso, no consumo gluten y si me fue un poco difícil adaptar mi dieta a lo que el restaurante ofrece. Durante mi estancia hubo una situación de seguridad misma que, el gerente Diego, manejó extremadamente bien, siempre salvaguardando la integridad mía y de los demás huéspedes y colaboradores