La relación calidad-precio deplorable.
Es una casita bien apañada pero la limpieza brilla por su ausencia.
Los dueños, una pareja de periodistas que sacan un extra como hostetelos aficionados, son muy agradables siempre y cuando no te quejes de nada, porque si ocurre algún imprevisto no saben dar solución y todo son pegas a la hora de compensar los servicios previamente pagados y no prestados. El último día de estancia hubo un problema con la electricidad, lejos de facilitar unas velas, linterna o algo con qué tener iluminación en la habitación, nos indicaron que había un supermercado donde podíamos ir a comprar velas para iluminar la habitación hasta que el suministro eléctrico fuera restablecido (lo cuál iba a llevar varias horas). Como no había electricidad ni luz en el comedor, nos dijeron que había un bar en la plaza del pueblo donde podíamos cenar (por supuesto por cuenta de nuestro bolsillo, aún cuando teníamos la cena gourmet incluida). Lo más que ofrecieron fue, como un súper favor, un bocadillo.
A la mañana siguiente cuando íbamos a dejar el alojamiento solicitamos de muy buena fe el importe correspondiente a la cena no disfrutada, después de argumentar largo y tendido, aceptaron devolver una pequeña parte porque nosotros habíamos pagado la cena a través de Hoteles.com y ellos iban a perder dinero (hace 4 meses que espero hagan el pago). Eso sí, nos hicieron firmar una hoja de reclamación que usarían para cobrar del seguro los importes supuestamente reintegrados.